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Una gota de Cortázar

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Ser una gota en la lluvia  q ue es Cortázar   Conocí a  Cortázar en la universidad. Recuerdo que leí uno de sus cuentos y quedé deslumbrado. Luego otro y otro. Cuando describí su vocación de crítico y ensayista quedé aún más sorprendido, pues me parecía un hombre profundamente lúcido, era uno de esos escritores que escriben impulsados por la experiencia de la vida y de la literatura misma, desde luego. Luego conocí su voz; esa vibrante múltiple arrastrada, entre la lengua y el paladar. Leí algunos cuentos y poemas. Porque ante todo, y hay que decirlo casi que como un acto de justicia, Cortázar es un poeta. Un prestidigitador del lenguaje. Capaz de alterar la realidad con un par de palabras.  Después leí Rayuela. Y fue entonces cuando el deslumbramiento creció. Una historia de amor leída como sucede el amor: con saltos, con altibajos, con límites muy concretos, como una Rayuela. Conocer París y ronronear los cafés. Sentir el frío que se avista con la brisa.  Hay...

La pedagogía del mango (Estimulación estética)

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23/01/ 25 Grado 9° Siempre hay pequeños suspiros en medio de las temporadas de agónico indecir. Hoy una estudiante me dijo: “Profe, me gustan sus clases”. Sentí una leve emoción porque soy consciente de que en estos tiempos tan difíciles es poco frecuente que a los estudiantes en realidad les ‘interese’ una clase. Creo que la conciencia empieza a despertarse en la universidad, pero en general, según mi opinión, forjada a partir de la experiencia, que a un estudiante le guste la clase de uno es un logro mayúsculo. Para mí, que los estudiantes —sobre todo aquellos que quieren estudiar— se aburran en mi clase es de las cosas más tenebrosas por la que he pasado en el aula. “Que no aprenda si no quiere, pero que no se aburran”, parece ser mi lema. O, por lo menos, alcanzar que alguien se conmueva ante el poder del lenguaje. En cualquier momento de la clase. ¡Tamaña ambición! Y digo ‘si no quiere’ porque soy un defensor de la tesis aquella que reza que solo aprende el que en realidad quiere....

Diciembre

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                             A mi madre  1. Entonces llegaba diciembre con sus formas dolorosas de ser  La brisa desordenándolo todo  las cortinas  el polvo lamiendo la caricia de tus manos  el zumbido de los árboles  Y las cometas que lograban sobrevivir  a las temibles líneas de alta tensión  abrían los brazos en el aire  2.  Pero venía también el recuerdo  la lágrima  la orfandad congelada en el pecho  la soledad oculta  detrás de ese árbol de navidad raquítico  que colgaba en el alma  Caían las imágenes de la calle fría de alguna mano decapitada salida de por ahí  Aparecía también el deseo de la muerte  matizado con una que otra lucecita  titilante en la ventana  3. Ahora sacas de la bolsa las viejas luces  que han soportado la tristeza de otras navidades  Empiezas a desenredarlas  Las vas acomod...

El río

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Cuando yo era niño mi padre me llevaba 'al pueblo' de vacaciones. Era un pueblo fantasmagórico, casi rulfiano, olvidado en el Sur de Bolívar, al pie de un brazuelo del Río Magdalena. Aún sobrevive casi que imperturbable en el tiempo. De lunes a viernes, la vida se acababa a las 6 pm, cuando la luz del día moría despacio. Y las noches eran largas dentro de los toldos. Afuera, ardían unos minutos más los mechones que botaban un humo delgado, que subía danzante, hasta el techo de palma, y se perdía en la oscuridad. Pero siempre amanecía, y con la luz, el río emergía en el horizonte.  A veces iba al río con mi padre. Él ya no lo disfrutaba de la misma forma. Ya lo miraba con otros ojos. Un poco distante; como lo mira un viejo pescador. En cambio yo, me zambullía cerca de la orilla y abría los ojos ante aquel océano marrón. Las hojas muertas, las ramas disecadas en el fondo, el fango que los pies levantaban, y parecía polvo. De uno de esos recuerdos nació El río. De un retorno. Pen...

Lo poético

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Segunda sesión: Taller de creación literaria Luis Mizar Maestre Poeta leído: Héctor Rojas Herazo Se nos es dado el lenguaje como un don , dice Hölderlin, y gracias a ese regalo (divino o biológico) podemos, entre muchas otras cosas, elaborar esta realidad que está hecha de palabras. Porque es el lenguaje, esa facultad de crear signos y sistemas a través los cuales expresamos nuestras percepciones de la realidad más próxima que tengamos, un mar infinito de posibles semánticas y simbólicas. Esa es la razón por la cual el poeta debe explorar el lenguaje, indagar en él, crear con él, ensanchar su oscuridad a través de la luz de la lectura o la experiencia vital. El arte es mimético, decía Aristóteles, y esa representación exacta o simbólica es posible gracias a las cualidades estéticas que haya engendrado el artista. Y el lenguaje ahí. En este caso, el poeta es un artista de la palabra, lo cual quiere decir que es un paleontólogo, no porque las encuentre por su extrañeza, sino porque las ...

Lo bello

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1 sesión: Taller de Creación Literaria Luis Mizar  Poeta leído:  Luis Mizar Maestre  En Historia de la belleza (2018) Umberto Eco hace un recorrido por aquello que se ha considerado bello en cada época. Antes, intenta explicar qué es lo que podemos entender por belleza-bello y concluye que esto atañe a la condición humana y que la percepción de esa belleza (una idea kantiana por lo demás) depende de factores que se escapan al objeto que puede ser bello en sí mismo (tema para otro momento).  Agustín Basave, en La dimensión estética del hombre (1992), concibe la belleza como una búsqueda incesante del sujeto humano por satisfacer ese plano inasible que es el espíritu, justamente porque en ese estadio, lo bello “nos cautiva intimidante y nos colma’ (p. 73). Cuando nos asombra una escultura de Miguel Ángel, en ese momento de contemplación, no pensamos en la mole de mármol que era antes de que el escultor la viera con los ojos de la belleza y el asombro. Ese reconocimient...

Decálogo para vivir un día

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1. Abre los ojos y descubre que la vida aún te habita con el silencio y el ruido de siempre. 2. Mira por tu ventana el resplandor de la luna que se filtra apresurada. 3. Respira hondo y siente el oxígeno invadir tu cuerpo, desde muy adentro, hasta la textura suave de tu piel.  4. Agradece a la vida los delirios, los sueños, los deseos, las frustraciones, los abrazos, los instantes para ser todo lo humano que podamos. 5. Toma un libro y lee algo. Poesía. Piensa en las palabras que irrumpirán el silencio y que comandarán un nuevo día, mientras disfrutas los versos del café en el paladar. 6. Siente el agua caer sobre tu cabeza. El río descender por todo el cuerpo. Siente el sabor transparente con los labios medio abiertos.  7. Alista tus pasos para ir al camino elegido. Porque solo vale la pena transitar el camino elegido. Y transítalo con tranquilidad.  8. Fíjate siempre en los que amas. Abraza y bésalos siempre. Di siempre tus últimas palabras.  9. Abre los ojos y sé ...