La pedagogía del mango (Estimulación estética)

23/01/25

Grado 9°

Siempre hay pequeños suspiros en medio de las temporadas de agónico indecir. Hoy una estudiante me dijo: “Profe, me gustan sus clases”. Sentí una leve emoción porque soy consciente de que en estos tiempos tan difíciles es poco frecuente que a los estudiantes en realidad les ‘interese’ una clase. Creo que la conciencia empieza a despertarse en la universidad, pero en general, según mi opinión, forjada a partir de la experiencia, que a un estudiante le guste la clase de uno es un logro mayúsculo. Para mí, que los estudiantes —sobre todo aquellos que quieren estudiar— se aburran en mi clase es de las cosas más tenebrosas por la que he pasado en el aula. “Que no aprenda si no quiere, pero que no se aburran”, parece ser mi lema. O, por lo menos, alcanzar que alguien se conmueva ante el poder del lenguaje. En cualquier momento de la clase. ¡Tamaña ambición! Y digo ‘si no quiere’ porque soy un defensor de la tesis aquella que reza que solo aprende el que en realidad quiere. Ni siquiera la sobremotivación logra ganarle al no querer. Porque el aprendizaje es como el juego que al niño apasiona. Sólo aprende el que se deje seducir por el conocimiento.

En fin. Puse tres mangos sobre el brazo de un pupitre: uno verde, otro maduro y uno podrido. “Miren atentamente estos mangos... Si quiere tóquelos, huélalos”. Luego de una pausa les pedí: “escriban un párrafo, breve, de un par de líneas, sobre estos mangos. Lo que quieran, en la forma que quieran. Sólo escriban algo sobre ellos”. Y me fui. ¿Los puse a mirar un mango —por estos tiempos caen a granel en el colegio—? Los puse a mirar de otro modo. Los invité al asombro. A observar. A tener que detenerse frente a un objeto con un objetivo claro: descubrir su esencia, su sentido, su ser. O encontrar otra manera de verlos.

Escribir es difícil porque está precedida de una necesidad que muchas veces no se estimula en el aula. Hay que motivar siempre la escritura para que el ejercicio no se quede solamente en la transcripción, sino que sea lo que realmente es la escritura: una manera eficaz de materializar el pensamiento, de hacer visibles las ideas, las emociones, las sensaciones o todas juntas, como ocurre en la literatura. Tener algo que decir, es la condición suprema que debe perseguir cualquier escritor. Y siempre hay algo que decir, solo que muchas veces no sabemos cómo decirlo; en la escuela a veces encontramos algunos caminos y también a quienes insisten en cerrarlos. 

______

Pd.

Comparto algunos de los textos que surgieron en este ejercicio. Vendrán otros dos ejercicios. 

*Los textos son transcritos tal cual lo escribieron los estudiantes:

#1:

Los tres mangos para mí representan la vida como tal:

-Primero porque el mango biche representa la infancia 
-Segundo porque el mango maduro representa la madurez de la persona 
-Tercero porque el mango podrío representa la vejes de la persona 

#2:

La imagen nos muestra que nosotros los humanos venimos al mundo verdes como un mango que vamos conociendo persona y nuestro cuerpo cuando crecemos somos un mango maduro que vida no esta enseñando cosas nuevas…


#3:

Pues yo veo tres mangos:

Verde: Me sirve para comer o hacer recetas como las micheladas de mango, paletas, etc

Amarillo: me sirve para comer o hacer jugo sea solo o con leche

Negro: No me lo puedo comer lo único que puedo hacer es sacarle la pepa y sembrarla


El aula es siempre una oportunidad. 

Felix Molina-Flórez 
Docente de lengua y literatura




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