Una gota de Cortázar

Ser una gota en la lluvia q ue es Cortázar Conocí a Cortázar en la universidad. Recuerdo que leí uno de sus cuentos y quedé deslumbrado. Luego otro y otro. Cuando describí su vocación de crítico y ensayista quedé aún más sorprendido, pues me parecía un hombre profundamente lúcido, era uno de esos escritores que escriben impulsados por la experiencia de la vida y de la literatura misma, desde luego. Luego conocí su voz; esa vibrante múltiple arrastrada, entre la lengua y el paladar. Leí algunos cuentos y poemas. Porque ante todo, y hay que decirlo casi que como un acto de justicia, Cortázar es un poeta. Un prestidigitador del lenguaje. Capaz de alterar la realidad con un par de palabras. Después leí Rayuela. Y fue entonces cuando el deslumbramiento creció. Una historia de amor leída como sucede el amor: con saltos, con altibajos, con límites muy concretos, como una Rayuela. Conocer París y ronronear los cafés. Sentir el frío que se avista con la brisa. Hay...